Este tipo de bombillas pertenece a la categoría de las denominadas lámparas de descarga, es decir, aquellas que en su interior llevan sales de un metal pesado y un gas o vapor ionizado que al ser estimulado mediante una descarga eléctrica provoca un flujo de electrones en su interior que se transforma en luz y en calor.
Se conocen también como bombillas de halogenuro metálico y cuando están destinadas al ciclo del crecimiento se caracterizan por proporcionar un espectro de luz blanco azulado, muy similar a esos tonos que tiene el sol en la primavera. El color que a las plantas les sienta genial para animarse a crecer. Ten en cuenta que durante el período de crecimiento tus plantas necesitarán alrededor de 18 horas de luz al día.
Aunque compres bombillas de gran calidad, todas tienen una duración determinada. No compensa llevarlas al límite de sus posibilidades porque al fin y al cabo eso va a repercutir de manera negativa en el crecimiento de tus plantas. Como regla general se considera que una bombilla de estas características debería cambiarse cada 9 o 10 meses para tener un rendimiento óptimo. Aunque tú no lo percibas, la potencia de la lámpara disminuye con el paso del tiempo.