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Existen diferentes modos de germinar una semilla de cannabis. Algunos son más sencillos que otros pero deberás valorar muy bien cuáles son tus aptitudes como grower y si la sencillez compensa realmente el escaso porcentaje de germinación de algunos métodos.
Antes de plantar tus semillas de marihuana tienes que tener en cuenta dos aspectos. Por un lado, el período de siembra recomendado para cada tipo de semilla. Parece algo obvio pero a nadie se le ocurre plantar tomates en Asturias en pleno mes de febrero, ¿no? Con el cannabis sucede igual. Por supuesto que puedes adaptar las condiciones de la siembra para jugar un poco con los márgenes recomendados, pero si no quieres llevarte sorpresas, no te vayas a los extremos.
Por otro lado, tienes que elegir un tipo de cultivo. Los hidropónicos y aeropónicos tienen algunas particularidades ya que no se germina la semilla en el propio medio en el que se cultiva sino que tendrás que tratarla con anterioridad. En estos cultivos es común que un exceso de humedad inicial provoque el pudrimiento, por eso se recomienda la germinación en papel de cocina o algodón y su traslado a sustratos inertes como la lana de roca. Ahí empezará a echar las primeras raíces antes de que la coloquemos en el sistema que hayamos escogido.
La opción de la tierra como base y como medio no es del gusto de todos y muchos prefieren repetir procesos de germinación similares al anterior a pesar de no recurrir a cultivos hidropónico o aeropónicos. Sin embargo, germinando directamente en el medio en que vas a cultivar tu planta evitarás dañar la semilla y sus delicadas raíces durante el traslado a la maceta y evitarás el gravitopismo, un curioso fenómeno por el que las raíces crecen hacia arriba y los tallos hacia abajo. Eso sí, tendrás que tener bastante suerte y destreza porque lo cierto es que el porcentaje de semillas que germinan por este método suele ser inferior.
La germinación de una semilla de marihuana (y de muchas otras) necesita de tres elementos:
La luz no es un factor imprescindible. De hecho, estas semillas pueden permanecer perfectamente a oscuras hasta que germinan y empiezan a sobresalir del sustrato. Lo que sí es necesario controlar es que el grado de humedad sea muy alto y la temperatura se mantenga estable entre los 22 y los 25º centígrados.
No son siempre necesarios pero desde luego te facilitarán mucho tu trabajo como cultivador. Las bandejas de semilleros o las de lana de roca ya están preparadas para que únicamente tengas que colocar tus semillas o una pequeña cantidad de sustrato y las lleves a un entorno óptimo para que echen sus primeras raíces.
La versión de los invernaderos de plástico es una evolución de este sistema en la que además de tener tus semillas perfectamente colocadas en bandejas las mantendrás a cubierto para conservar la humedad y el calor que necesitan para que empiecen a despuntar. Lo mismo ocurre con los armarios de cultivo, algunos de los cuales están especialmente diseñados para el tratamiento de esquejes.