Cuando nos referimos a los efectos de la marihuana habitualmente hablamos de lo que experimenta nuestro cuerpo al consumirla bien sea fumándola, ingiriéndola o mediante vaporizadores.
Recientemente dos señoras de Galicia nos han descubierto a través de un vídeo muy divertido que la marihuana también puede provocar efectos increíbles con solo mirarla. Y aún más, algo que tal vez desconocías: ¡que esos efectos son incluso contagiosos!
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’Madre mía. Esto es marihuana y nos van a llevar presas’
Imagínate a tu madre o a tu abuela descubriendo dos plantas de marihuana en su pequeña huerta. ¿Cuál crees que sería su reacción? Probablemente muchas personas de edad algo avanza ni siquiera se darían cuenta de lo que tienen en el jardín y acabarían arrancando las malas yerbas como si tal cosa, pero estas dos mujeres de San Sadurniño en A Coruña (o al menos una de ellas) sí que tenían claro qué es lo que se traían entre manos, a pesar de que el hallazgo las pillara por sorpresa.
Y es que en cuanto Maruxa se percata de que entre las lechugas, los tomates y los pepinos hay dos hermosas plantas de cannabis no duda en comunicarle a su amiga Carmen la noticia con cierta gravedad: “Ven aquí que te voy a contar un secreto. Pero esto está prohibido”. A lo que su amiga, en cuanto ve a lo que se está refiriendo, no duda en añadir: “Madre mía. Pero si esto es marihuana y nos van a llevar presas”.
Al parecer el propósito inicial de este vídeo era el de integrarlo en un proyecto llamado Tengo una huerta en San Sadurniño en el que, como su propio nombre indica, los vecinos de esta región de Galicia hablan sobre sus cultivos y sobre la evolución de la huerta.
Pero sin duda alguna ver a Maruxa y a Carmen bromear sobre la existencia de dos plantas de cannabis en su huerta era mucho más divertido que oírlas hablar sobre hortalizas, por lo que no es de extrañar que en cuanto el vídeo se dio a conocer se hiciera viral en las redes sociales. Si la intención de estas dos vecinas de San Sadurniño era mantener ocultas estas dos plantitas de marihuana que habían crecido de manera salvaje en su huerta, desde luego que no lo consiguieron. Sin embargo, con este vídeo de poco más de dos minutos lo que sí lograron es hacer pasar un buen rato al personal.
Y es que sus comentarios no tienen desperdicio. Entre la inocencia con la que los van soltando y el hecho de que hablen el gallego, raro será que acabe el vídeo y que no te entren ganas de darle al play al menos una vez más.
’¿Esto es de fumar o de esnifar?’
Entre las grandes preguntas existenciales que se hacen Maruxa y Carmen mientras divagan frente a las dos plantas de cannabis que han crecido de manera salvaje en su huerta está ésta tan graciosa: “¿Esto es de fumar o de esnifar?” A lo que la otra responde: “Ah, pues no sé. De todas formas habrá que esperar a que salga y luego ya veremos a ver cómo se prepara”.
Desde luego curiosidad no les falta a estas dos mujeres que en algún que otro momento sí que se muestran algo más prudentes en el asunto y manifiestan cierto temor a que por culpa de este cultivo salvaje e ilegal se las puedan llevar presas, “como a la Pantoja”. Eso sí, siempre en un tono muy de guasa porque estas señoras no dejan de reírse en todo el vídeo, que parece que la maría ya les ha hecho efecto antes siquiera de probarla.
Y hablando de efectos, ¿qué es lo que le pasa al loro de Carmen? En un momento del vídeo la señora confiesa que su loro “habla mucho” y que ahora se da cuenta de que le ha estado dando marihuana, lo cual le provoca todavía más risa.
No sabemos cómo habrá acabado el proyecto de Tengo una huerta en San Sadurniño pero lo que está claro es que el público demanda más material con estas dos mujeres contando sus experiencias personales en la iniciación cannábica porque ya han demostrado que no les falta madera para convertirse en todo un fenómeno mediático.
¿Qué pasa con los abuelos y el cannabis?
Parece que la tercera edad últimamente está mostrando una mentalidad más abierta con respecto a la marihuana de la que muestran muchos de nuestros políticos. No hay más que analizar el caso de la señora de San Sebastián de 75 años que, tras ver una información referente a los usos terapéuticos de la marihuana, decidió comprar unas semillas y cultivar sus propias plantas para darle friegas a su marido.
La Policía la pilló con 14 plantas en el patio de su casa y fue llevada a juicio, pero tal como la señora había explicado, las plantas eran exclusivamente para realizarle las friegas a su dolorido marido con unos ungüentos que no eran sino un remedio casero como se podría hacer aplicando cualquier otra planta solo que en este caso la marihuana tenía un efecto más eficaz a la hora de calmar el dolor.
Durante el registro del domicilio no se encontró ningún elemento que supusiera un indicio de sospecha de que allí se estaba realizando una actividad ilegal. Las plantas se cultivaban al aire libre, no se escondían ni se utilizaban elementos para mejorar la producción ni para pesar las cosechas por lo que el juez dio por válidas las explicaciones de la septuagenaria que insistía en que en ningún momento pensó en que con aquel comportamiento estaba haciendo algo malo, aunque era consciente de que se trataba de una sustancia ilegal. Finalmente el magistrado dictó una sentencia absolutoria en cuanto que las plantas estaban completamente desconectadas de la finalidad de tráfico.
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