El placer de cultivar tu propia marihuana solo es comparable al de fumar un hachís elaborado con las mejores plantas o con métodos tradicionales que no están al alcance de todos. En este post te mostramos algunas de las variedades de hash que ya sea por su concentración de THC o por las particularidades de su aroma y sabor harán que vueles.
Eso sí, sin ánimo de ponerte los dientes largos, te advertimos que algunas de estas recomendaciones gourmet son tan exquisitas que te resultará prácticamente imposible encontrarlas. A lo máximo a lo que puedes aspirar es a hacer tus experimentos caseros para ver si obtienes resultados similares a los que se supone que deberían proporcionarte estas combinaciones.
Siempre hemos pensado que en esto del cultivo de la marihuana hay mucho de experimental y en esta ocasión toca pasar ala parte más práctica de esta ciencia: sabores y esencias que sin duda enriquecerán enormemente tus conocimientos acerca del mundo del cannabis.
Tabla de contenidos
1. Las delicias del hachis de Afganistán
La opinión al respecto siempre ha estado bastante dividida. Muchos fumadores consideran que el mejor hachís proviene de Marruecos, pero los más sibaritas han defendido siempre la postura de que el hash más potente es aquel que tiene su origen en Afganistán. Si tomáramos como referente exclusivo el Royal Afghani no habría lugar a dudas.
Desde luego, se trata de un producto de muchísima calidad tanto por el origen de sus plantas (indicas autóctonas de genética 100% afgana) como por sus complejos procesos de elaboración. La resina se extrae en seco y pasa por varios tamices antes de secarse en pieles de cabra y amasarse durante varios días para pasar a un proceso de curación extremadamente lento.
El sabor y los efectos del hachis Royal Afghani
Sucede un poco como con la cocina de la abuela, que al final toda esa paciencia y amor se refleja en un sabor que hace que se te tuerza el flequillo. Ya con la primera calada sentirás su potente efecto psíquico en contraste con la relajación física que provoca su inconfundible sabor dulzón.
Hazlo tú mismo
Puedes empezar haciendo experimentos con las semillas Double Glock o Khan Afgana, métodos de extracción en seco y mucha paciencia a la hora de curar el producto resultante.
2. El gardaa pakistaní
¿Sabías que el mejor chocolate no viene de Suiza? Sin alejarnos demasiado de Afganistán, en las montañas fronterizas, encontraremos las mejores plantaciones de las variedades de marihuana pakistaní. De ellas se obtiene el ha, las primeras capas de polen con las que se produce un chocolate con más categoría que el de cualquier fábrica suiza.
Eso sí, ningún etiquetado alimenticio te va a poner al tanto del grado de pureza de este producto y hay que estar muy bien preparados para enfrentarse a su alto nivel de concentración de THC, que puede llegar a ser del 16%. Solo su color, una resina de intenso marrón tirando a negro, deja intuir que este gardaa (nombre que recibe el hachís en pakistaní) esconde alguna que otra sorpresa.
Hachis con sabor picante
Y menuda sorpresa. Compite en potencia con el Royal Afghani si bien sus efectos son algo diferentes. El gardaa es mucho más narcótico desde la primera calada. Un tipo de hachís que te deja anclado al suelo mientras la mente empieza a volar. Desde el punto de vista del sabor es un chocolate un poco picante cuya textura se vuelve algo más refinada en función de la variedad que se haya utilizado como base.
Cómo hacer hachis pakistaní
Tradicionalmente la extracción del pashtún también se realiza en seco, así que si quieres hacerlo del mismo modo que se realiza por esas latitudes tendrás que utilizar esos métodos. Como base para su elaboración recurre a las variedades de kush tales como Bubba Kush o Blue Kush.
3. Hachis burbujeante jamaicano
No todo iba a ser quedarse apalancado y flipando en el sofá. Un poco de alegría con toques caribeños no viene nada mal y eso es precisamente lo que propone el hachís jamaicano de burbujas rojas.
Es una variedad muy particular y bastante complicada de conseguir en Europa ya que se produce únicamente en la isla y a muy pequeña escala para consumo de los rastafaris. Su nombre se deriva de esa curiosa chispa que se genera al acercar la llama a la china y que tiene forma de burbuja roja, el origen de una tarde de muchas risas.
La burbuja roja jamaicana se obtiene de diversas variedades de sativa, tiene una concentración de THC de alrededor del 11% y las chinas tienen un color más blanquecino en el interior y rojizo veteado en el exterior.
Hash con sabores tropicales
Ríete del mundo, ríete de ti mismo, ríete solo o en compañía. Pero pasa un buen rato, al fin y al cabo. Si quieres desconectar de la rutina de la manera más optimista y que te duela la cara de tanto sonreír, este es el mejor costo para uno de esos días en los que estás decidido a ser feliz. Su sabor tropical y con regusto a lima te hará sentir más fresco que una lechuga.
Cómo hacer auténtico hachis jamaicano
La extracción de la burbuja roja no es complicada ya que se puede realizar tanto en seco como con hielo y los tiempos de secado y curación no son excesivos. Lo complicado es encontrar las variedades adecuadas para su obtención. Puedes empezar probando con la Jamaican Pearl o la Marley’s Collie.
4. Hachis turco, directo al paladar
Su aspecto no te va a resultar demasiado tentador, pero no te dejes engañar por las apariencias porque el hachís turco te conquistará por el paladar, no por la vista. Tratándose de un producto con tanta historia y tradición, algún secreto tiene que tener más allá de ese aspecto un tanto reseco que no despierta demasiado interés.
El secreto está en la concentración de sus aromas. Algo que solo podría compararse a las especias con las que condimentas un plato para que en vez de bueno sea perfecto. El hachís turco, a pesar de no poder presumir de una alto porcentaje de THC (un 9% como máximo) compensa esa carencia con un sabor tan intenso que incluso logra engañar a nuestro cerebro provocando un efecto que no es propio de un contenido tan reducido de psicoactivos.
Relájate con este inconfundible hachis
El hachís turco tiene efectos muy relajantes. Tradicionalmente se utilizaba en las sishas de los sultanes mientras fumaban y conversaban largamente, de manera que sus mentes se mantenían despiertas pero sus cuerpos muy sosegados. El sabor es dulce, muy similar al del hash marroquí y ligeramente afrutado.
Cómo conseguir este tipo de hachis
No tendrás demasiadas dificultades a la hora de fabricar tu propio hash turco si utilizas como base la Auto Super Hash. Pero si tienes algo de práctica y quieres resultados un poco más profesionales, atrévete con la Tutankhamon y tu costo será de los que hagan historia.
5. El exquisito hachis nepalí
Hemos dejado para el final el que probablemente sea el hachís mas exquisito y espiritual de todo el mundo. No en vano es el que utilizan los monjes nepalíes en sus rituales para alcanzar estados de conciencia a los que el resto de los mortales no podemos acceder.
No sabemos si eso será solo cosa de la meditación o del 20% de THC que concentran estas bolas de hachís que con tanto esmero se elaboran manualmente en algunos de estos templos a partir de la resina de unas plantas sativas que no encontrarás en ninguna otra región del mundo. Todo tiene tanto misticismo, tanto secreto y tanta tradición que a menos que te pegues un viaje hasta estas tierras dudamos mucho que te puedas pegar ese otro viaje con estas bolas tan especiales.
Las bolas nepalíes se queman en braseros para que sus agradables y relajantes aromas acompañen a los monjes durante la meditación y los transporten hacia nuevos estados de conciencia.
Los sabores y efectos
Es un tipo de hash muy cerebral. La mente se eleva, viaja, divaga. El cuerpo se queda flotando en ese estado de inconsciencia y se convierte en un envoltorio etéreo de las ideas que van fluyendo. Todo muy espiritual con un sabor acaramelado, finas hierbas y charas dulces.
Hazlo tú mismo
Se trata de un trabajo muy artesanal, pero si te ves con ánimos puedes empezar a cultivar tus semillas de Nepal Jam o Nepal Kush. No olvides que el truco está en el compactado final, a la hora de hacer las bolas, cuando deberás ejercer mucha presión con las manos una y otra vez hasta lograr la pieza perfecta.
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