8 situaciones en las que jamás deberías fumarte un porro

Igual que existen situaciones en las que fumarse un canuto puede ser una idea extraordinaria, hay otras circunstancias en las que antes de encender la llama y dejarte llevar por la situación deberías tomarte unos segundo para pensar si es o no le momento más adecuado.

No se trata tanto de una cuestión de consumo responsable, que es algo que ya se da por sentado que siempre tienes en cuenta. Es más bien un tema de idoneidad. Igual que no te cortarías las uñas de los pies en mitad de una boda, lo de fumarse un porro antes o durante determinadas circunstancias puede resultar un poco contraproducente. No te lo tomes como algo personal. En el fondo todas estas recomendaciones son solo por tu bien…

Ciego en el avión

Subirse a un avión cuando ya vas volado no es una experiencia demasiado agradable. Es cierto que cada persona reacciona de una manera, pero por experiencia podemos decirte que en el 80% de los casos ninguna de estas respuestas es demasiado positiva. Ese doble viaje no suele sentar demasiado bien y un ataque psicótico a miles de pies de altura tiene difícil solución.

Para que tu mente vuele mejor espérate a tener los pies en el suelo. Es menos problemático, provoca menos claustrofobia y en ningún momento te provocará la sensación de que cualquier mínimo ruido o movimiento del avión es lo último que vas a experimentar en tu vida.

Fumar antes de un funeral

Un funeral no es una situación agradable y es posible que se te pase por la mente fumarte un peta antes de pasar por ese mal trago. Pero hay circunstancias en las que hay que mantener la compostura como sea y la marihuana puede complicar mucho el tema. Imagínate que te entra la risita tonta o que empiezas con tus divagaciones en mitad de un momento súper dramático para todos.

Ya tendrás tiempo de llevar ese duelo de una manera más ligera con ayuda de la marihuana, pero en un funeral procura mantener el tipo y mantener la maría a raya si no quieres acabar siendo el protagonista de situaciones un tanto surrealistas.

Eventos familiares

Igual que sucede en los funerales, el tema de los eventos familiares en un tanto sensible en lo que a fumar porros se refiere. A menos que ya estés al final de la jornada con tus primos o con ese cuñado tan enrollado al que le da igual todo, procura no aparecer por una boda, un bautizo o una comunión fumado.

No hablemos ya de las cenas de Navidad. Ni se te ocurra parecer con ese olorcillo dulzón del peta que te acabas de fumar rápidamente en el coche para aguantar a las tías a las que solo ves una vez al año. Están esperando a que entres por la puerta para preguntarte por el curro que no tienes, la novia que te dejó y el extraño color rojo acuoso de tus ojos. Si puedes evitarlo al menos durante unas horas, ¿para qué darles el gusto?

Primeras citas y marihuana: pareja incompatible

Podría parecer una buena idea para desinhibirse, sobre todo cuando eres un chico o una chica un poco tímido. Pero si apareces fumado en tu primera cita también corres el riesgo de dar una imagen un poco distorsionada de ti mismo o, peor aún, una imagen de la que ni siquiera te acuerdes horas después.

Si crees que vas a meter la pata o que vas a hacer el ridículo, mejor que lo hagas con todas las consecuencias y con plena conciencia de ello. Pero al menos date una oportunidad de mantener una conversación estable, de reírte con sentido y de agotar todos tus recursos. Si la cosa funciona, siempre podréis compartir ese porrito y esas risas tontas en una segunda cita.

De ciego en grandes superficies

Si normalmente eres de los que se pierden entre el pasillo de las legumbres y el de las galletas, imagínate si vas a hacer la compra de la semana bajo los efectos de la marihuana. Seguro que cuando se te pase el colocón te partes de risa al recordarlo pero el mal rato que vas a pasar mientras intentas averiguar por qué has pasado cuatro veces por delante de la charcutería y aún no has descubierto dónde están las cajas de salida no te lo va a quitar nadie.

La única ventaja de perderse en un supermercado es que siempre puedes buscar un rincón en el que acoplarte hasta que se te pase el efecto y matar el gusanillo abrazado a un paquete de sobaos pasiegos.

Fumar cuándo estamos resfriados

En realidad, ni el primero, ni el segundo ni ningún gripazo. Fumarse un porro en estado febril es un error garrafal. Si a las alucinaciones propias de las altas temperaturas le sumas los efectos psíquicos de la marihuana puedes acabar metido en un laberinto psicótico del que no podrás salir.

Por otro lado, hay que estar realmente loco para ponerse a fumar con una gripe o un catarrazo. Dale a tu cuerpo un respiro que aunque la marihuana tenga fines medicinales en tu situación lo que más te conviene es quedarte en la cama, tomar sopas de pollo y dejarte de historias.

Atrapado por la comodidad extrema

Ojito con dónde te sientas cuando te fumas un petardo. No es lo mismo estar en el parque con unos amiguetes, en la playa con tu novia o en el coche cuando sales de trabajar. Hay lugares que son todo un peligro para los sentidos, variedades de marihuana demasiado potentes y personas demasiado sensibles a los estímulos táctiles. ¿No te lo crees?

La alucinación de que el sofá te engulle es más común de lo que parece. Y quien dice sofá dice sillón, silla o colchón. Al principio puede parecer un efecto divertido pero a nadie le resulta agradable ser absorbido por una pieza de mobiliario. Así que vigila donde te repochas después de la fumada y nunca, bajo ningún concepto, te metas en un Ikea.

The Walking Dead antes de dormir

Quienes tienen la sana costumbre de ver series de zombis antes de irse a la cama muchas veces se las ven y se las desean para conciliar el sueño. Añade un porro a esta situación y por mucho que tenga propiedades relajantes veremos si son más poderosas que el insomnio que te van a provocar las alucinaciones.

El porrito de antes de irse a dormir no es compatible con series que sobrestimulan tu cerebro con imágenes de zombis que se van cayendo a trozos con cada paso que dan. O ves algo más en plan Sonrisas y lágrimas o te puedes ir olvidando de dormir como un angelito.