El refranero castellano tiene en la frase “¡con la Iglesia hemos topado!”, derivada de una situación extraída de la inmortal obra de Cervantes ‘Don Quijote de la Mancha’, una manera de hacer referencia a la frustración que produce cuando una determinada autoridad se interpone en los asuntos privados de una persona o colectivo. Sin embargo, precisamente un colectivo en Filipinas acaba de hacer uso de dicha expresión (o de su equivalente en tagalo), pero dándole un matiz positivo. Y es que los partidarios de la legalización de la marihuana con fines terapéuticos en filipinas acaban de recibir un espaldarazo de una de las entidades menos susceptibles, a priori, de poder apoyar su causa: la Iglesia.
Y es que las autoridades eclesiásticas del país han hecho público un comunicado en el cual respaldaban públicamente la legalización de la marihuana terapéutica, justo en un momento en el que el debate en torno a este tema está de plena actualidad en el país. El hecho de que el Gobierno esté siquiera planteándose abrir las puertas a la investigación de las posibilidades medicinales del cannabis es un enorme paso adelante en un país con unas durísimas leyes contra la posesión y consumo de sustancias ilegales. De hecho, la posesión y consumo de cannabis llega a penarse hasta con cadena perpetua, en función de las cantidades decomisadas.
Con más de 94 millones de habitantes, Filipinas es uno de los 12 países más poblados del mundo. La Iglesia Católica aún tiene un peso enorme en la sociedad civil filipina, y su opinión se escucha, y mucho, en las altas esferas políticas.
La Conferencia Episcopal del país, en un reciente comunicado, señalaba que considera “moralmente aceptable” el uso de la marihuana para mitigar los dolores de pacientes con episodios de cáncer terminal o especialmente dolorosos. Las autoridades eclesiásticas conminan a los legisladores a que establezcan un marco legal y de protección a colectivos especialmente sensibles (niños, enfermos…) de manera que el más sencillo acceso a la marihuana no origine problemas en el resto de la sociedad asociados a la delincuencia o el tráfico ilegal.
El anteproyecto de ley para la regulación del cannabis médico incluiría la creación de un ente de vigilancia asociado al Ministerio de salud, que repartiría documentos identificativos entre todos aquellos pacientes que estuvieran autorizados para consumir marihuana con finalidad terapéutica. También se establecerían una serie de centros de seguridad y control a pie de calle, para evitar actividades fraudulentas relacionadas con este apartado.
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