El Grafeno es una sustancia compuesta de carbono en su forma más pura. Pese a lo ligero que resulta (en este sentido, una lámina de 1 m2 pesa poco menos de 0,8 miligramos), los científicos consideran que el grafeno es hasta 100 veces más resistente que el acero. Además de por su dureza, destaca por la flexibilidad y elasticidad que ofrece, menor calentamiento al conducir electrones, alta conductividades térmica y eléctrica, autoenfriamiento o menor consumo de electricidad. Como componente de circuitos integrados, baterías de alto rendimiento, cables de alta velocidad, pantallas táctiles o equipos de fotografía, el grafeno es un compuesto tremendamente valorado. ¿Cuál es el problema de este ‘material milagroso’? Pues, ni más ni menos, que es tremendamente caro y costoso de producir en cantidades industriales. La marihuana parece que podría ser la solución o alternativa de cara a conseguir nuevos superconductores equivalentes al grafeno a un coste casi irrisorio.
Científicos de la neoyorquina Universidad de Clarkson, liderados por el Profesor David Mitlin, parecen haber probado que el cáñamo muestra un rendimiento electroquímico como superconductor de energía que está a la par o supera al del grafeno. Mientras que este compuesto es relativamente complejo y costoso de producir, el cultivo de marihuana y cáñamo está más extendido. Su aplicación en la industria textil, por ejemplo, es bien conocida; sin embargo, la fibra de estopa procedente de la gestión del cáñamo es, a día de hoy, poco más que un deshecho. Un excedente que bien se podría aprovechar para crear los superconductores del mañana.
El equipo de David Mitlin ha probado que la estopa de cáñamo, sometida durante 24 horas a muy elevadas temperaturas, produce unas nanoláminas resultantes de estructura, resistencia y propiedades muy parecidas a las del grafeno. La densidad de energía de las baterías de cañamo sería, en este sentido, hasta dos veces superior a la obtenida mediante las baterías de grafeno. El siguiente paso de este equipo pasa ahora por la producción de componentes y baterías a pequeña escala para seguir avanzando en las pruebas.
El cultivo de marihuana (cáñamo, concretamente) industrial está permitido en países como China, Canadá o Reino Unido, para la elaboración de componentes para el segmento de la construcción y el mencionado sector textil. Puede que en el futuro el cáñamo sea la llave para que la conexión a Internet de tu hogar sea más fiable, tu tableta más barata o tu cámara de fotos mucho más precisa.
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