La experiencia nos dice que muchos de los grandes descubrimientos de la historia han tenido su origen en las circunstancias más insólitas. Este es uno de esos casos un tanto controvertidos que independientemente de cómo acaben pasarán a ser recordados por la peculiar manera en la que se fueron desarrollando los hechos.
Desde luego nadie hubiera imaginado que el descubridor de uno de los aceites medicinales más populares del mundo iba a ser un electricista que cansado de enfrentarse a sus dolencias con fármacos que no conseguían mitigar los síntomas de su enfermedad, se dedicó por completo al estudio de la marihuana y de sus propiedades curativas. ¿El resultado? Un aceite que tiene tanto de polémico como de popular: el aceite de marihuana de Rick Simpson.
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La historia de cómo Rick Simpson inventó su propia cura
En 1997 Rick Simpson sufrió un accidente mientras trabajaba cubriendo el amianto de los conductos de la caldera de un hospital. Tras inhalar los gases del potente pegamento que utilizaba para cumplir con este encargo sufrió un shock temporal en su sistema nervioso que le provocó un daño neurológico irreversible.
El incidente le dejó secuelas que se tradujeron en un dolor crónico y en un constante zumbido en los oídos. Ninguno de los tratamientos médicos a los que fue sometido lograron aplacar los dolores y molestias de Simpson que, cansado de los métodos tradicionales, decidió pasarse a algo menos ortodoxo.
Para entonces ya había oído hablar de las propiedades medicinales de la marihuana y se interesó por los estudios que la Universidad de Virginia había desarrollado en torno al uso de THC en cerebros de ratones y de cómo ésta reducía considerablemente los tumores cerebrales.
Contraviniendo las recomendaciones de su médico, que se negó a recetarle marihuana con fines terapéuticos alegando que ésta le provocaría lesiones pulmonares, Simpson abandonó la medicación voluntariamente y decidió consumir únicamente marihuana para aplacar sus dolores fabricando un aceite cuya receta actualmente está en el punto de mira de las autoridades internacionales y de la industria farmacéutica.
¿Cuestión de fe o verdades incómodas?
Sobre las propiedades del aceite de marihuana de Rick Simpson podrás leer todo tipo de opiniones. Desde aquellos que aseguran contundentemente que gracias a sus magníficas propiedades han logrado curarse de diversos tipos de cáncer hasta aquellos más destructivos que tachan a Rick Simpson de charlatán y califican a su aceite como a un fraude mayúsculo.
Con todo, hay algo que se debería tener en cuenta antes de hacer cualquier valoración y es que lo cierto es que Simpson no ha convertido su aceite en un negocio. Al principio este electricista canadiense compartía de manera gratuita y con cualquiera que se lo pidiera los aceites que elaboraba con las plantas que fabricaba en su propiedad. Como era de esperar esto le ocasionó numerosos problemas y en 2009 la Real Policía Montada de Canadá acabó con su plantación.
Simpson, que iba a ser juzgado como un dealer decidió huir de su país y pedir asilo político en Europa, donde reside desde entonces y continúa con sus investigaciones y la difusión de las propiedades de este aceite a través de webs, conferencias y numerosos documentales que lo han convertido en un personaje muy popular en el ámbito de la marihuana para uso terapéutico.
Entre 2003 y 2009, más de 5.000 personas recibieron asistencia gratuita con el aceite de marihuana de Rick Simpson. Su creador asegura que un 70% de los pacientes que han seguido sus protocolos de ingesta han logrado superar la enfermedad y cómo en casos más avanzados el enfermo al menos ha podido vivir su última etapa con menos sufrimiento logrando algo que los fármacos tradicionales no permiten a quienes padecen estas patologías: morir con dignidad.
Él mismo se pone como ejemplo de cómo su concentrado de THC en forma de aceite mejoró su calidad de vida, eliminó sus dolores y le hizo recuperarse de las secuelas de una enfermedad que ningún fármaco había logrado aplacar. Si no ha convertido esto en un negocio, si ha compartido sus conocimientos sin sacar tajada, si realmente existe un interés por el desarrollo de investigaciones más especializadas en el ámbito de la marihuana como planta terapéutica, ¿por qué su aceite ha armado tanto revuelo?
Huyendo de la cura: el documental en el que se descubre el pastel
Sería injusto decir que no se trata de un trabajo un tanto sensacionalista, pero si te interesa todo este tema de las propiedades medicinales del cannabis, ésta es una de esas películas que no deberías perderte. De hecho, podría decirse que toda esa polémica en torno al aceite de marihuana de Rick Simpson se genera a raíz del estreno de este documental que recoge los testimonios de muchas de esas personas que fueron tratadas con este producto y que con su experiencia refuerzan su confianza en el uso medicinal de la marihuana.
A pesar de las numerosas advertencias de las autoridades obligando a Simpson a abandonar el cultivo de marihuana y de su paso por prisión en más de una ocasión (lo que finalmente lo forzó a abandonar Canadá), Huyendo de la cura es un ejemplo de cómo en ningún momento el protagonista de esta historia se dio por vencido.
Todo lo contrario. Lo que Rick Simpson hace a partir de entonces es poner en conocimiento de todo el mundo la información acerca de cómo fabricar aceite de marihuana y cómo autoadministrarse el tratamiento para que un mayor número de personas pueda beneficiarse de las ventajas de este producto natural curativo. El aceite se obtiene mediante un proceso de descarboxilado de cepas sedantes de indica extremadamente potentes con niveles de THC considerables.
Es un tratamiento que no causa adicción pero sí es cierto que hay que tener bajo control un importante efecto secundario, el sueño, especialmente durante las primeras semanas. Rick Simpson asegura que se puede utilizar para tratar numerosos trastornos aparte del cáncer tales como el insomnio, problemas de piel, infecciones, depresión, presión arterial, asma, artritis o diabetes, entre otras enfermedades.
Por supuesto, los gobiernos, en muchos casos presionados por las grandes farmacéuticas, se muestran reacios a otorgar las licencias necesarias para que este producto se pueda investigar en seres humanos con el tratamiento que verdaderamente se merece. Y así los testimonios de todas aquellas personas que insisten en que el aceite de marihuana ha traído grandes beneficios a sus vidas al final parecen quedarse en lo meramente anecdótico. Mientras tanto, esa línea tan delicada que a veces separa lo que es y lo que alguien (especialmente quien necesita una esperanza) quiere creer, seguirá siendo demasiado confusa.
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