Nunca destacaron por escándalos relacionados con drogas tan sonados como los de los Rolling Stones o los de The Who y desde luego, a juzgar por la carita de niños buenos que traían, especialmente en sus comienzos, y por esas letras un tanto inocentonas, nadie hubiera dicho que los chicos de los Beatles eran de los que sabían liarse los porros con los ojos cerrados.
Sin embargo, es por todos sabido que muchos de sus temas más populares hacen alusión a las drogas o que en algunas de sus etapas más místicas la marihuana fue un elemento presente en sus composiciones. ¿En qué momento se produjo esta transición hacia la exploración de la cultura cannábica? Parece ser que Bob Dylan fue el responsable de que el cuarteto de Liverpool descubriera las bondades de la marihuana y sus propiedades para hacer volar la mente y la imaginación.
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Un viaje que habría de pasar a la historia
Sucedió en 1964, un año verdaderamente intenso para los Beatles. La ya popular banda británica estaba a punto de marcar un hito en la historia de la música internacional con el inicio de su primera gira por los Estados Unidos.
También fue el año en el que los Beatles se embarcarían en una trepidante gira mundial (32 conciertos en tan solo 19 días) y, lo más importante de todo en lo que al tema de la marihuana se refiere, el año en el que conocería en primera persona a otra gran estrella de la música: Bob Dylan.
Una cita entre artistas en el Hotel Delmonico
Los Beatles llevaban ya unos días en Nueva York después de haber actuado en ciudades como Cincinnati, Los Ángeles, Denver, Vancouver, San Francisco, Las Vegas, Los Ángeles o Seattle y casualmente Bob Dylan también se encontraba en la ciudad. El periodista Al Aronowitz, uno de los nombres más populares en el ámbito del mundo del rock, vio clarísima la oportunidad de juntar a estos dos iconos de la música del momento y no dudó en organizar una cita para que los Beatles y Bob Dylan se conocieran en persona.
En la tarde del 28 de agosto de 1964 se produjo lo que para muchos ha sido un hito musical que, aunque en principio no estuviera estrictamente relacionado con la música, cambiaría de manera radical la forma de componer de los participantes en aquel encuentro tan especial.
Lo que sucede cuando coinciden grandes estrellas de la música del momento puede ser algo impredecible, pero parece ser que cuando hay marihuana de por medio todo acaban siendo risas y buen rollo. También es de destacar que la admiración mutua entre los Beatles y Bob Dylan eran previa a aquel encuentro y que el cannabis no hizo más que estrechar los lazos de una amistad que había de producirse en cualquier momento.
Pero sin duda lo que más curioso resulta de esta cita entre artistas en el Hotel Delmonico es lo que medio siglo más tarde confesaría el mismísimo Paul McCartney durante una entrevista: fue durante este encuentro cuando verdaderamente la banda se introdujo en la cultura cannábica.
No eran un cuarteto de inocentones
Contrario a lo que se ha especulado durante muchísimo tiempo, los Beatles no llegaron a Estados Unidos como almas virginales en el consumo de la marihuana. El propio Lenon reconoció en numerosas ocasiones que el consumo de estas sustancias ya estaba muy extendido entre los músicos de jazz y los bares de Liverpool y que probablemente la habían fumado sin saber siquiera lo que estaban consumiendo.
Sin embargo, el hecho de que una de las primeras cosas que hiciera Dylan tras conocerles en aquella cita en el Hotel Delmonico fuera invitarles a yerba, los pilló por sorpresa. El cantautor de Minnesota se había presentado como un tipo muy sencillo, rechazando sutilmente la invitación a champán francés y prefiriendo en su lugar que pidieran vino tinto barato del que consumía habitualmente (se ve que el joven Dylan no tenía tanto gusto para el vino como para hacer canciones). Y unos minutos después de intimar un poco les animó a probar la sabrosa marihuana que llevaba encima.
Se sabe que el ahora Premio Nobel de Literatura ha sido siempre un aficionado al cannabis (para esto tiene más paladar que para el vino, al parecer) y su invitación era un modo de estrechar relaciones con sus ídolos y de romper el hielo en una noche que se presentaba muy creativa. Lo novedoso para los Beatles no era el hecho en sí de consumir drogas, pues ya habían coqueteado con otros psicotrópicos (de hecho hay quien cuenta esta historia asegurando que uno de los miembros de la banda le ofreció a Dylan anfetaminas, y este algo escandalizado puntualizó que siempre había preferido colocarse con productos naturales, de la madre tierra). Lo novedoso es que por primera vez iban a aprender que el consumo de cannabis en compañía también tiene ciertas normas de protocolo.
Liar el canuto (algo en lo que Dylan no era precisamente experto, a pesar de ser un consumidor habitual), pasarlo, compartirlo, hablar, reír… La experiencia de aquella noche debió de calar muy hondo en los miembros del cuarteto británico porque a partir de entonces la marihuana se convirtió en un elemento más de su proceso creativo, de sus composiciones y también de sus momentos de relajación.
Parece ser que Dylan no les descubrió en sentido estricto el consumo de cannabis, pero sí cómo sacarle partido a nivel creativo y también de un modo personal. Y desde luego los Beatles necesitaban de algo con lo que desconectar de la fama, de las fans y del universo ya de por sí un tanto irreal en el que en ocasiones viven los artistas.
De no haber sido por la marihuana no habría existido un disco como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, según reconocía McCartney en una entrevista. Y no es el único trabajo en el que la banda hace alusión a las drogas, pues ya sucede en otros temas tan populares como Lucy in the sky with diamonds, Got to get you into my life o Day tripper.
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