Entre las múltiples utilidades de la planta de marihuana (uso recreativo, uso medicinal, uso culinario…) hay una opción de la que no se suele hablar con tanta frecuencia y es su aplicación decorativa. No hay más que fijarse en la morfología de esta especie para darse cuenta de su gran potencial como planta decorativa en un rincón bien escogido de la casa.
El problema es que la mayoría de las variedades tienden a alcanzar un tamaño que puede resultar poco práctico a la hora de utilizar la marihuana como elemento decorativo. Pero la solución a este problema es bien sencilla y es que siempre tienes la opción de hacer tu propio bonsái de cannabis.
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Tu planta de marihuana en miniatura
Como ya sabrás la palabra bonsái es un término japonés que hace referencia no al tamaño de la planta (se ha extendido la creencia de que significa árbol enano, y no es así) sino a la técnica del cultivo. Bon significa bandeja y sai quiere decir cultivar. Y de este arte de cultivar en bandejas nacen estas pequeñas plantas que conservan todas las propiedades de su versión a tamaño real.
El bonsái admite todo tipo de plantas e incluso árboles frutales, todo es cuestión de adquirir los conocimientos necesarios y tener mucha paciencia para ir dándole forma, limitando su crecimiento y haciendo posible que se desarrolle con un tamaño mucho más reducido que el tamaño natural sin perder la apariencia que la caracteriza.
También es posible conseguir una planta de cannabis en miniatura y garantizarle una vida muy larga. No en vano, el bonsái se utilizaba en la cultura milenaria china como un vínculo de unión entre lo terrenal y lo espiritual: el que fuera capaz de cultivar su pequeña planta en un plato tendría la oportunidad de ganarse su pedacito de cielo.
No sabemos si estos trucos te servirán para obtener tu porción del Paraíso, pero desde luego sí que te van a valer para que una planta de marihuana destinada a adquirir un tamaño de un metro aproximadamente (tamaño estándar de una planta en interior), acabe desarrollándose en una versión muy limitada, perfecta para ponerla en ese rincón de la casa que te gustaría decorar con un toque muy personal.
La necesidades de un bonsái de marihuana y cómo modelarlo
El principal problema que nos encontramos a la hora de hacer un bonsái de cannabis es la propia naturaleza de la planta. Al tratarse de una especie anual, las plantas de exterior tienen una vida limitada por su ciclo natural. Germina, se desarrolla, echa los frutos y muere cuando llega el invierno o cuando ya empiezan a bajar las temperaturas. ¿Cuál es entonces el secreto para tener tiempo de diseñar un bonsái que nos dure más de una temporada?
Hay que inducir a la planta a un estado vegetativo que le permita prolongar la supervivencia más allá de su ciclo habitual, y eso se consigue modificando su fotoperiodo. Lo haremos en un pequeño cuarto (mejor si es en un armario para plantas de marihuana madre) y por supuesto con iluminación artificial.
Como ya sabrás, el fotoperiodo habitual de una planta de marihuana empieza siendo de 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad, pero como no queremos que la planta tenga un desarrollo ni muy acelerado ni muy explosivo cambiaremos esa proporción para dejarla en 16 horas de luz y 8 horas de oscuridad.
También por este motivo es importante utilizar bombillas que no sean excesivamente potentes. Las bombillas de bajo consumo entre 150 y 200 watios son las más recomendables para no dañar a la planta y también para evitar que esta se espigue en busca de la luz. En este sentido, también hay que tener en cuenta que debemos controlar su tamaño utilizando para ello una maceta de pequeñas dimensiones (de entre medio litro y tres litros como máximo) que evitará que las raíces se desarrollen con normalidad y que por lo tanto el tamaño de la planta también sea más limitado.
Ya tengo listo el espacio de cultivo pero, ¿qué planta elijo?
La buena noticia es que en este aspecto lo tienes muy fácil. Cualquier variedad de cannabis, ya sea macho o hembra, sativa o indica, admite igualmente su miniaturización, de manera que puedes escoger simplemente el tipo de marihuana que más te guste.
Eso sí, no se aconseja para nada iniciar el cultivo de un bonsái de marihuana a partir de una semilla. Recuerda que todo tiene que ser pequeño y que en este caso la genética de desarrollo del cannabis juega en contra de tu objetivo. Por suerte para los cultivadores que destinan sus plantas al consumo, la marihuana es una especie de rápido crecimiento. Pero para una persona cuyo objetivo sea el de hacer un bonsái de cannabis, éste es un aspecto que no interesa en absoluto.
Escoge un esqueje de una planta madre a la que previamente ya le hayas echado el ojo por su potencial. Ya sabes que para ello sólo tienes que realizar un corte por debajo de un nudo para asegurarte de que la planta volverá a ramificarse sin problemas a partir de este punto. A continuación trasplanta el esqueje a la pequeña maceta que ya tienes preparada con un sustrato esponjoso y bien oxigenado pero poco fertilizado, para evitar el desarrollo explosivo de la planta.
Dándole forma a tu bonsái de cannabis
El proceso de miniaturización de una planta de bonsái de marihuana no presenta grandes dificultades, pero sí exige mucha paciencia. Precisamente ésta es una de las características de la obtención de un bonsái de cualquier especie: hay que dedicarle tiempo y no tener nunca prisa por alcanzar los objetivos.
Al principio hay que dejar que el esqueje se desarrolle un poco, pero apenas muestre un tallo principal con algunas ramificaciones es el momento de tutorizar la planta. Para ello por un lado se limita el crecimiento del tronco utilizado un alambre para envolver el tallo principal y hacer que este se vaya volviendo poro a poco más leñoso.
Las ramas tienen que crecer hacia lo ancho, no en altura, por lo que con otros pedazos de alambre las iremos tutorizando hacia los lados de tal manera que la planta de cannabis poco a poco desarrolle una forma achaparrada. Por otro lado, y como no queremos que el bonsái de cannabis se llene de hojas, habrá que ir podándolas conforme vayan apareciendo sin perder de vista que el bonsái necesita tener un aspecto global compacto. El truco de esta poda está en dejar siempre al menos dos o tres nudos por cada rama e ir cortando en función de un esquema lógico: las ramas deben ser más gruesas hacia la base y más finitas en la parte superior.
Por último, no debes olvidar que cada cierto tiempo habrá que hacer una poda de raíces para que éstas se reoxigenen y la planta pueda seguir creciendo, aunque sea de un modo tan particular y controlado. La poda de raíces en un bonsái no se diferencia demasiado de la de una planta de marihuana normal (extraer cuidadosamente la planta de la maceta y hacer un corte tangencial en la base y pequeños cortes longitudinales en los costados) sólo que en este caso no trasplantaremos el ‘arbolito’ a una maceta mayor.
Como ya comentábamos, el bonsái de marihuana no está preparado para dar frutos porque se mantiene en estado vegetativo, pero en cualquier momento que te apetezca lo puedes inducir su estado de floración y respetar sus ciclos habituales para que la planta vuelva a desarrollarse con normalidad y obtengas una pequeña pero excelente cosecha.
Roger Torres Reátegui dice
Excelente publcacion para las personas que realmente neesitamos a la cannabis, como una alternativas de curación y sanación de tantos males que aqueja, especialmente a las de la tercera edad, donde los médicos solo saben decir que la aparición de tantas plagas después de los 60 años en adelante, es por la edad. Que sinverguenzería para elloos con decir asi, ya solucionaron el problema y el paciente tiene que resignaarse a vivir así..