No queremos ponernos en plan dramático, pero es cierto que a la hora de cultivar tus propias plantas de marihuana hay muchas cosas que pueden salir mal.
El tema del agua y de cómo realizar bien el riego de un cultivo es de las cuestiones que más perturban el sueño de los cultivadores principiantes, y también en los que ya tienen cierta experiencia.
¿Es como para preocuparse? No es para tanto… Pero es cierto que pillarle el punto a esto de realizar el riego de manera correcta, no solo en cuanto a la cantidad y la regularidad con la que tus plantas necesitan agua sino teniendo en cuenta las características de esta, tiene su intríngulis. Como siempre en nuestro blog tenemos respuesta para estas y otras muchas de las dudas más frecuentes relacionadas con el riego de las plantas de marihuana. Para que nada te quite el sueño.
Tabla de contenidos
¿Cuándo regar las plantas de marihuana?
Ya ves que hemos introducido ya una interesante variable temporal. El ‘cuándo’ resulta ser muy importante en los cultivos de cannabis. A las plantas de marihuana no les sucede como a ti, que te da lo mismo tomarte una ducha por la mañana temprano, justo antes de salir a trabajar o al final de la jornada, cuando te preparas para meterte en la cama. En ese sentido las plantas son bastante más disciplinadas que los seres humanos.
Por supuesto, hay una máxima: hay que regar las plantas cuando necesiten agua. Es decir, en cuanto notes que tu cultivo esté falto de agua, ¡actúa! Hay momentos que requieren tomar decisiones inmediatas, no te vas a quedar esperando hasta que llegue esa hora del día más adecuada.
Por cierto, ¿sabes realmente cuándo el sustrato para la marihuana está falto de agua? Es bueno tener la tierra siempre húmeda, pero si la humedad del sustrato es inferior al 20% empieza a ponerse un poco delicada. Ya sabes que son plantas bastante sensibles y conviene tenerlas siempre contentas. Puedes comprobar los niveles de humedad del sustrato con los accesorios de medición correspondientes o puedes hacer una medición rápida para cerciorarte de la gravedad del asunto: escarba un par de centímetros en la superficie del sustrato. Si la zona está seca, necesitas regar tus plantas.
Si utilizas macetas y las plantas aún no son muy grandes (lo suficiente como para que puedas levantarla la maceta) el peso también es bastante significativo: una maceta que conserva la humedad es mucho más pesada que una maceta en la que el sustrato está seco y que, por lo tanto, necesita que lo riegues con urgencia. No es recomendable dejar que el sustrato se seque por completo. Las plantas no toleran bien el estrés hídrico y sólo las raíces más fuertes serían capaces de sobrevivir a esa experiencia tan traumática, por lo que te estarás perdiendo la posibilidad de que se desarrollen nuevas raíces.
Aclarado este punto, pongámonos en el supuesto de que llevas un riego regular de tu cultivo de marihuana y que, sencillamente, ha llegado ese momento del día en el que echar agua a tus plantas. ¿Cuándo es mejor hacerlo? Si en casa hay alguien aficionado a las plantas, ya habrás oído algo al respecto: siempre hay una hora más indicada para el riego. En el caso del cannabis lo más recomendable es regar al comienzo del día. Es como lavarse la cara para desperezarse y comenzar la jornada con energía. En cambio está totalmente desaconsejado el riego nocturno: las raíces entran en modo letargo, apenas comen de noche, tienen muchos más problemas para absorber nutrientes y es probables que si prolongas demasiado esta práctica a la larga tengas algunos problemas.
Por otro lado, durante la noche la humedad aumenta. Un aumento de humedad en el ambiente de un cultivo de interior se puede transformar en tu peor pesadilla si no está bien regulado: hongos, plagas, bichitos… Todo eso que es mejor evitar. En el caso de que se trate de un cultivo de exterior, procura no regar las plantas a pleno sol, especialmente a mediodía. Resumiendo: por la mañana siempre mejor.
Características del agua de riego
Ahora que ya hemos aclarado cuándo regar las plantas de marihuana, profundizaremos en otra cuestión fundamental: cómo debe ser el agua de riego. La parte sencilla del riego es abrir el grifo y llenar una regadera. ¿Con cuánta agua? Como norma general, el volumen de agua que necesita cada planta es el equivalente a un cuarto del volumen de la maceta. Un cálculo sencillo: si la maceta tiene una capacidad de 4 litros, en cada riego echarás a tu planta un total de 1 litro. Sencillo, ¿verdad?
La cosa se complica un poco más cuando tus cultivos necesitan algún tipo de reajuste en los nutrientes que les aportas. En esos casos es necesario utilizar fertilizantes y realizar mediciones exactas en el porcentaje de agua y de producto que utilizas. Para ello deberás comprobar las etiquetas del producto que estés aplicando, ya que cada uno de ellos funciona de una manera determinada.
Pero también es posible que el agua del grifo no sea la más conveniente para tus plantas. Aspectos como el cloro, el pH o el nivel de electroconductividad (EC) suelen estar descompensados. Los medidores de pH y de EC te ayudarán a determinar si se trata de un tipo de agua adecuada para el riego de tus plantas. En este sentido no debes perder de vista que el nivel de EC se debe mantener entre 0.3 y 0.5 en las primeras semanas de crecimiento y entre 2.0 y 2.2 durante la floración, mientras que el pH es más o menos una cifra estable entre 6 y 7 (6 en el crecimiento y 6.5 en la floración).
La composición del agua también sufre modificaciones en función de la temperatura, de manera que sería conveniente regar siempre con un agua que se mantuviera en torno a los 22ºC, ya que al cannabis no le gusta el frío ni el agua demasiado caliente. Esta es una buena temperatura para que la planta absorba los nutrientes sin dificultades.
Algunos trucos que nunca vienen mal
Cuando ya tienes el agua en las condiciones óptimas para el riego, llega el momento clave: echársela a las plantas. Aquí también hay algunos consejos que pueden resultarte útiles para sacarle mayor provecho al momento del riego.
No existe una técnica de riego exacta, pero sí algunas recomendaciones cuyos resultados se hacen notar en el crecimiento de las plantas y en el volumen de las cosechas. Como cannabicultor irás aprendiendo a regar tus plantas con un poco de paciencia y mucha observación.
Hay que regar poco a poco
Si la maceta o el terreno de cultivo es muy grande, es posible que tengas que realizar varias pasadas con tu regadera, pero es la única manera de hacer que el agua se extienda de manera uniforme sobre toda la superficie.
Cuando el sustrato se hidrata, se expande
Espera unos minutos a que se hinche, a que absorba bien, y luego continúa echando la cantidad de agua que según los cálculos que hemos hecho anteriormente, sea la que corresponda a tu cultivo.
Controla la cantidad de agua que beben tus plantas
Unos días después del riego, haz la prueba del peso de las macetas y del estado del sustrato para comprobar los niveles de humedad. Con un poco de práctica encontrarás la regularidad exacta con la que debes regar tu cultivo.
A la marihuana no le gustan los excesos
No inundes tus macetas pero no mates de sed a tus plantas. Riego regular, ajustado, constante y homogéneo en toda la superficie. Y vigila siempre la humedad para no llevarte sorpresas con hongos y animalitos indeseados.
Vaporiza agua sobre las hojas
Se puede vaporizar agua sobre las hojas una vez por semana, pero el riego normal tiene que ir a las raíces para que no se vuelvan vagas.
Tan importante como el riego es el drenaje
Por eso es importante vigilar bien los platos de las macetas. Además, son el mejor indicativo para saber cuánta agua chupan tus plantas y determinar cada cuánto deberías regarlas.
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