La marihuana o cannabis es una de las sustancias psicotrópicas más consumidas del mundo y una de las que cuenta con mayor número de cultivos.
A consecuencia de esta popularidad, existe cierta tendencia social a relativizar en gran medida las consecuencias negativas de su consumo, entendiendo que se trata de una ‘droga blanda’ o incluso que no es una droga propiamente dicha. La realidad, sin embargo, es que el consumo de marihuana puede generar una serie de efectos secundarios de gravedad variable pero fácilmente reconocibles a simple vista. A continuación, examinamos los principales efectos de fumar marihuana en nuestro organismo.
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¿Qué efectos produce la marihuana en nuestro cuerpo?
Al igual que la práctica totalidad de los compuestos psicoactivos, las primeras consecuencias del consumo de cannabis se dejan sentir especialmente en el sistema nervioso. El consumidor obtiene una sensación efímera de euforia y alegría desbordada que le lleva a encontrar diversión en aspectos triviales y que suele expresarse en forma de risa irregular. La duración de esta fase varía, lógicamente, en función de la cantidad consumida, de la fisiología del consumidor y de si se ha combinado con otras sustancias. Las alteraciones en el sistema nervioso parecen momentáneas pero a largo plazo pueden generar trastornos más duraderos o irreversibles.
Capacidad sexual
Otro de los efectos de la marihuana más conocidos es el que se aprecia en el sistema endocrino o, como se suele referir popularmente a esta vertiente, en la capacidad sexual de los consumidores. Si bien el cannabis puede generar un alto grado de desinhibición sexual e incluso una mayor predisposición a mantener relaciones íntimas, los efectos en el organismo no van precisamente en esa misma dirección. La marihuana puede disminuir significativamente la calidad del esperma así como acelerar su secreción, reduciendo el tiempo de la relación y, por ende, la sensación de placer. En el caso de la mujer, puede afectar al número de óvulos.
Problemas respiratorios
Pocas dudas caben acerca de los perniciosos efectos del cannabis en el sistema respiratorio, uno de los más expuestos a la inhalación de humo y que cuenta con menos defensas para prevenir el daño. Dado que la modalidad de consumo más habitual es fumar marihuana como si se tratara de un cigarro, las vías respiratorias pasan por ser la parte de nuestro organismo que más se resiente por esta práctica. Las dificultades para respirar a causa de la pérdida de capacidad de los pulmones o de problemas permanentes en los bronquios son la consecuencia más nítida de fumar cannabis.
Efectos alucinógenos
Aunque este extremo está todavía más vinculado a las proporciones del consumo, la marihuana también puede tener efectos alucinógenos más o menos peligrosos. En opinión de muchos expertos, esta característica es una de las más importantes a la hora de generar adicción, en tanto se vincula el consumo del cannabis con experiencias irreales. Dicho de otro modo, la generación de alucinaciones puede retroalimentar el consumo si los consumidores acaban desarrollando una suerte de dependencia de dichas sensaciones. Por consiguiente, este aspecto vincula tanto efectos negativos para el organismo (por afectar al cerebro) como para la salud mental.
Los efectos secundarios en consumidores de cannabis
No suele prestarse mucha atención a los efectos secundarios marihuana en lo que concierne al sistema cardiovascular pero también aquí se corren ciertos riesgos. Al igual que en el caso anterior, un consumo recurrente o de grandes proporciones puede alterar la capacidad del corazón para bombear la sangre y la de esta para circular correctamente por el cuerpo. Ello puede generar una sensación de debilidad notable pero lo más grave es que, de consumirse en altas dosis, el cannabis es capaz de producir taquicardias. Conviene tener presente que la dificultad de detectar este trastorno puede agravarlo al no detener de inmediato el consumo.
Nuestro sistema de defensas
El sistema inmunológico tampoco sale precisamente bien parado del consumo de estas sustancias. Las defensas pierden parte de su eficacia y dejan a los consumidores más expuestos a contagios y a la entrada de microorganismos en el cuerpo. No debe pensarse que la mayor exposición al contagio se reduce exclusivamente a los momentos en que se está consumiendo marihuana. Las alteraciones en este ámbito, aunque menos acusadas que en otros, también pueden acabar teniendo un carácter duradero si el consumo se realiza de manera regular. Al igual que el caso anterior, se trata de otro problema difícil de apreciar.
El síndrome de abstinencia
Desde luego, no puede obviarse la facilidad de adicción que genera la marihuana. Pese a no suponer un efecto fisiológico propiamente dicho, el llamado síndrome de abstinencia puede llegar a ser una de las consecuencias psicológicas más importantes. La necesidad de consumir el cannabis de manera regular, la sensación de nerviosismo si se pospone el consumo e incluso arrebatos de ira por la imposibilidad de consumir suponen, quizá, la cara más visible de la adicción. En última instancia, esta dependencia también afecta al funcionamiento de otros sistemas como el cardiovascular o el nervioso fruto de la presión a que el consumidor se siente sometido.
Efectos diferentes según la manera en la que se consume
Llegados a este punto conviene precisar las diferencias entre los efectos de la marihuana en función de la forma en que esta se consume. Además de la ya comentada inhalación, el cannabis puede ser consumido por otras vías que exigen más preparación. La infusión es la alternativa más común, siendo algo menos nociva porque reduce el daño al sistema respiratorio y altera en menor medida el sistema nervioso. En cualquier caso, no suprime la posibilidad de generar adicción ni otras consecuencias negativas del consumo como las alucinaciones o los problemas de índole psicológica.
Hay que tener muy presente que la cocción de la marihuana puede amplificar algunos de los efectos que esta sustancia produce. Son múltiples las recetas que existen, como tortillas, tartas, pasteles o incluso bizcochos. Su consumo es más peligroso que el de la inhalación del humo porque la combustión del cigarro reduce ligeramente los efectos del cannabis pero la inclusión de la hierba en su integridad los mantiene inalterables. No sorprende, así, que los casos de intoxicación por consumo de productos que incluyen marihuana sean más frecuentes y peligrosos que los derivados de su inhalación o su ingesta como infusión.
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