A pesar de que en Europa no se ha criminalizado tanto al consumidor de marihuana como pueden ser en otros lugares del mundo como Estados Unidos o prácticamente cualquier país de América Latina, la tendencia reguladora está muy presente en muchos países, aunque poco a poco todo va cambiando y cada poco podemos ver muchos ejemplos.
En 2013 Suiza despenalizó la posesión de cannabis para uso personal, en Copenhague se puso en marcha un plan piloto donde será el propio municipio quien produzca y venda la marihuana así como el distrito alemán de Kreuzberg, en pleno centro de Berlín, instalará coffee shops en el parque Görlitzer, un conocido lugar que ha estado castigado por las drogas duras durante muchos años.
Europa se está moviendo por una mejor situación y son muchos expertos en derecho penal los que piden un cambio sobre la situación del consumo o la tenencia en Europa. Incluso en un país tan conservador como es el Reino Unido revisarán las políticas actuales en lo relacionado con la materia, tal como avanzó el viceprimer ministro británico Nick Clegg.
En nuestro país, como suele ocurrir en muchas cosas, el tema es diferente y la legalización dudosa, con las autoridades políticas dispuestas a acabar con los clubes sociales de fumadores que tan de moda se han puesto durante los últimos años, sobre todo en el País Vasco y Cataluña. Pretenden subir en un 300% la sanción mímina por posesión y también multar a los cultivos privados de cannabis, algo que nos transporta a épocas de la España del pasado.
En nuestro país vecino, Portugal, las cosas son diferentes. El país despenalizó hace más de una década la posesión de todas las drogas pero envía a los consumidores a una comisión compuesta por psicólogos, trabajadores sociales y asesores legales que aconsejaban acerca de la posibilidad de dar un tratamiento alternativo.
Según declaró Araceli Manjón-Cabeza, ex directora del Plan Nacional de Drogas y ex magistrada de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, sobre Portugal y el tema del consumo y tenencia, “El caso de Portugal ha probado lo que se venía diciendo durante años y nadie escuchaba”.
Lo cierto es que el tema es complejo en muchos países y que seguramente se tarde mucho tiempo en conseguir un objetivo claro o una decisión que agrade a todos de manera uniforme, pero se legalice o no, insistimos en el sentido común de todo el mundo, tanto en el cultivo como en el consumo responsable.
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