La historia de la cepa G13 parece sacada del argumento de una película de ficción. ¿La CIA, el FBI y otras agencias secretas de Estados Unidos metidas en un lío de semillas de marihuana y experimentos secretos? Desde luego es un tema con mucho atractivo.
Como siempre con estas cosas hay que tratar de establecer una línea entre lo real y lo que únicamente forma parte de la leyenda. En este post intentaremos desvelarte algunos de los aspectos que realmente se conocen sobre esta emblemática variedad de marihuana. Pero conviene no perder de vista que todas las leyendas se construyen sobre algo de verdad.
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Un poco de historia sobre el G13
Para encontrar los orígenes de esta cepa tendríamos que remontarnos a mediados de la década de los 60 en Estados Unidos. Entender bien el contexto implica tener en cuenta que a pesar de que el país estaba en plena eclosión hippie y el consumo de estupefacientes estaba de moda, el cannabis para uso tanto medicinal como recreativo había sido prohibido varias décadas atrás por la Marijuana Tax Act de 1937.
Al parecer, en mitad de este panorama un cultivador llamado Michael Hallaman se habría hecho con un importante catálogo de variedades de marihuana que acabarían en manos de las autoridades estadounidenses después de que este fuera detenido en una importante operación antidroga. No te puedes ni imaginar lo que se cuenta que sucedió con esas semillas…
Teorías conspiranoicas
Cualquiera que indaga un poco en este tema termina encontrándose con el nombre de Jesse y con un supuesto artículo publicado en la revista Treating Yourself en febrero de 2009. Digo supuesto porque resulta imposible acceder a la fuente original, aunque todo el mundo lo cita como si fuera verdad de la buena.
Según dicho artículo, las semillas de Hallaman habrían acabado en manos del FBI y de la CIA y estos organismos se las habrían facilitado a la Universidad de Mississippi para que realizara una investigación sobre la variedad afgana. En total, una muestra de 23 semillas que fueron nombradas del 1 al 23 precedidas de la letra G. Los más conspiranoicos aseguran que lo de G viene porque se trataba de «la droga del Gobierno» y lo de 13 porque concuerda con la posición de la letra M (de marihuana) en el abecedario. Ya ves que versiones hay para todos los gustos.
El caso es, ¿para qué quería el Gobierno llevar a cabo una investigación sobre el cannabis? Se comenta que desde hacía unos años estos conspiradores de bata blanca y cara de malos malísimos habrían estado intentando elaborar un «suero de la verdad» para obtener confesiones del enemigo. Así pues era posible que el G13 tuviera algo que aportar en esta y otras misiones (la Guerra Psicodélica estuvo presente en conflictos como el de Vietnam en el que el consumo de drogas entre los soldados estadounidenses era bastante común), por lo que se decidió invertir en su estudio, descubriendo que tras una serie de modificaciones genéticas la variedad G13 era particularmente potente.
Un linaje más complicado que los de Juego de Tronos
Lo de cómo llegan a comercializarse las variantes del G13 tiene también bastante de peli de James Bond. Los experimentos genéticos del Gobierno de Estados Unidos llegaron a oídos de Neville Schoenmakers, el fundador del primer banco de semillas holandés, The Seeds Bank.
Parece ser que mucho antes de poner en marcha esta iniciativa (allá por los 80), Neville se había interesado por reunir semillas de todas partes del mundo y la G13 no se le podía escapar. Uno de los investigadores del proyecto le había dado el soplo y no conforme con la información el famoso cultivador lograría que le entregase además un clon de la cepa.
A partir de aquí empieza el verdadero lío. Supuestamente Neville sería el primero y el único en la historia que en algún momento estuvo en posesión del G13 fuera de los laboratorios de la Universidad de Missisipi que, por cierto, siempre ha negado la existencia de estas investigaciones.
Fue a través de él y con posterioridad a través de su socio Ben Dronkers y la fundación de Sensi Seeds, como la cepa G13, de la que llegó a asegurarse una concentración de THC superior al 28%, entró en el mercado europeo. La madre original y su genética terminarían muriendo y lo que al parecer ha llegado hasta nuestros días es una serie de variaciones de esta popular afgana pura: G13 x Hashplant, G13 x Skunk#1, G13 x Ortega, G13 x Haze y G13 x Northern Lights#2…
¿Cuánto hay de verdad en la creación de la cepa G13?
La literatura y el cine han contribuido enormemente en la creación del mito. Una de las referencias más famosas es la de Kevin Spacey en la película American Beauty en la que el protagonista paga cantidades desorbitadas por esta potente marihuana.
En la actualidad es cierto que los híbridos con G13 se caracterizan por la potencia de sus efectos, pero en ningún caso se llega a una concentración de THC tan elevada como se presumía. De hecho, toda esta historia es tan peculiar que desde un punto de vista crítico contiene demasiadas lagunas. Lo más sensato sería sospechar que desde el principio pudo tratarse de una exitosa maniobra comercial por parte de Neville para poner en circulación unas semillas que ciertamente producían una marihuana más potente que el resto.
Sea cierta o no toda esta historia, no hay duda de que los híbridos con G13 continúan siendo una de las variedades de afgana más demandadas por la intensidad de su sabor y la potencia de sus efectos físicos que invitan a un colocón relajado y placentero.
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