La humedad es un factor muy a tener en cuenta en nuestros cultivos de interior, ya que puede ser un problema si no se ajusta adecuadamente.
Los valores óptimos de humedad en el cultivo son entre el 50 y el 60% en crecimiento y entre el 40 y el 50% en floración, ya que si la humedad es muy alta, podemos tener problemas con los hongos y si es demasiado baja, la planta puede tener problemas con la transpiración y ralentizar su desarrollo.
Para controlar este parámetro lo primero y más básico es conseguir un buen termohigrómetro, que registre los valores de humedad máxima y mínima de tu cultivo, de esta manera sabremos si se dan los valores correctos o si tenemos que corregirlos para no tener problemas en nuestro cultivo de interior.
También tenemos que tener en cuenta que a lo largo del año, con los cambios de temperatura, también se producen cambios en la humedad ambiental. Normalmente cuando aumenta la temperatura, baja la humedad y cuando baja la temperatura, la humedad aumenta, con lo que a veces hay que corregirla.
También hay que tener en cuenta que el calor de la calefacción de las viviendas reseca el ambiente y es conveniente que la humedad en floración sea un poco más baja que en crecimiento para evitar que los hongos como la botrytis ataquen tus cogollos.
Humedad baja
Para los casos en que la humedad baja más de lo debido, la solución es un humidificador ultrasónico. Existen varios tipos de humidificadores, pero los que mejor se adaptan para el cultivo de interior son los de ultrasonidos, ya que no calientan el agua para generar la humedad, sino que la nebulizan mediante vibraciones a muy alta frecuencia.
Este tipo de humidificadores, son también adecuados para las personas con problemas respiratorios, como el asma y las inflamaciones de garganta.
Existen modelos que incluyen un higrostato incorporado en el aparato para poder mantenerla en los parámetros adecuados, pero también hay controladores de humedad independientes en los que se puede conectar uno o varios humidificadores que no lo lleven incorporado.
El mantenimiento de un humidificador ultrasónico es muy sencillo. En primer lugar, debemos limpiar periódicamente el aparato, para lo cual basta con utilizar un paño húmedo y un estropajo en caso de tener que frotar, aunque es mejor no utilizar ningún tipo de jabón ni detergente ya que si quedan restos estos pueden llegar al ambiente, lo cual no es lo más aconsejable para las plantas.
También hay que tener en cuenta el tipo de agua que utilizamos para llenar nuestro humidificador, ya que un agua con mucha dureza [leer: El agua de nuestras plantas] (con mucha cal o sales minerales) puede acortar la vida del aparato. En esos casos es mejor utilizar agua osmotizada o destilada. Si no tienes acceso a este tipo de agua, lo mejor es cogerla del grifo y dejarla unos días en una garrafa para que se posen los sólidos y así disponer de un agua un poco mejor.
Exceso de humedad
En el caso de que tu problema sea el exceso de humedad, lo primero que tienes que hacer es revisar tu sistema de extracción, ya que hay veces que simplemente hay que ajustarlo o ampliarlo para solucionar el problema.
Cuando el problema es serio y no es suficiente con la extracción, podemos buscar la ayuda de un deshumidificador, que realiza la función opuesta al humidificador, coge la humedad del ambiente y la condensa en un deposito que lleva incorporado. Estos aparatos, al igual que el humidificador, pueden llevar incorporado un higrostato o se pueden conectar a un controlador de humedad para que el aparato mantenga la humedad en los parámetros que nos interesan.
Con estos pequeños consejos, esperamos que la humedad no sea un problema y que no tenga secretos para ti, ya que si controlas la humedad, estás mucho más cerca de conseguir magnificas cosechas.
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