Es posible que en alguna ocasión te hayas encontrado con que tu planta de marihuana empieza a presentar hojas sospechosamente amarillentas, como quemadas. Es algo que sucede con mucha más frecuencia en los cultivos de interior y es por eso que los growers menos expertos tienden a achacar la aparición de estas quemaduras a una mala colocación o uso de los focos.
Pero cuidado, porque no siempre los focos son los responsables de que tus plantas presenten estos síntomas, y aunque las hojas tengan ese aspecto amarillento y nos refiramos a ellas como quemadas, el origen del problema puede estar en otro tipo de excesos o deficiencias del cultivo. En este post te enseñaremos a identificarlos para que establezcas un diagnóstico acertado de lo que le pasa a tu planta de marihuana y puedas actuar en consecuencia.
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Hojas quemadas: síntoma de que algo no va bien
Las plantas no tosen, ni estornudan, ni tienen fiebre. Pero de alguna manera te tienen que comunicar que algo no marcha como debería. Su forma de hacerlo es a través de las hojas. Un buen cannabicultor es sobre todo un observador detallista de sus cultivos que sabe identificar cualquier tipo de anomalía en la superficie de las hojas de sus plantas de marihuana y tomar una decisión al respecto para corregir la situación.
¿Qué quieren decir las quemaduras en las hojas de la marihuana? Quieren decir muchas cosas, pero la principal es que algo no marcha bien. Es como si de repente se encendiera una lucecita roja parpadeante para captar tu atención. A partir de ahora empieza un trabajo muy parecido al de los doctores cuando examinan al paciente. Analiza los síntomas con detenimiento y no te costará encontrar la causa por la que tu planta de marihuana de repente se ha puesto pachucha.
Tus plantas de marihuana tienen un mensaje que transmitirte
Para diagnosticar la enfermedad de una planta de cannabis con hojas quemadas lo principal es que le dediques tiempo a la observación y te hagas las siguientes preguntas:
- ¿De qué color son las manchas?
- ¿Qué forma tienen?
- ¿En qué parte de la hoja se ubican?
- ¿Modifican la estructura de la hoja?
- ¿Existe necrosis?
- ¿Aumentan de tamaño y/o extensión?
- ¿Afectan sólo a las hojas viejas o también a las más jóvenes?
En base a estas cuestiones ya puedes establecer una especie de cuadro clínico de tu planta que te será muy útil a la hora de catalogar sus síntomas en uno de los problemas que te mostramos a continuación y que suelen ser los más comunes, aunque no son excluyentes de otro tipo de cuestiones como las carencias de magnesio, de fórforo, de potasio… y de otros minerales que bien merecen un capítulo aparte.
También puede deberse a pequeñas meteduras de pata como pulverizar productos antihongos o insecticidas sobre tus plantas e inmediatamente dejarlas expuestas a una fuente de luz o poner los ventiladores a tope impidiendo que se hidraten con la misma rapidez con la que estás deshidratando el ambiente. Para los problemas más graves, échale un vistazo al siguiente apartado.
Un problema, una solución
En este apartado encontrarás una lista con los tres problemas más frecuentes que provocan ese aspecto quemado en las hojas de tus plantas de marihuana y unas pautas para que le pongas remedio cuanto antes y tu cosecha siga adelante con garbo y salud.
1. Problemas con la altura del foco
Síntomas: en este caso es cierto, las hojas verdaderamente se han quemado y los cogollos también acabarán secándose. Las zonas que más sufren son las puntas de las plantas, que amarillean hasta que se resecan del todo y se quedan, como dirían las abuelas, chuchurrías. Se van marchitando y terminan cayéndose.
Causas: no has hecho un buen uso de los instrumentos de medición de temperatura y en consecuencia has colocado focos muy potentes y reflectores demasiado cerca de tus plantas. Todo esto provoca que la planta sufra de estrés por calor.
Solución: nunca coloques los focos a ojo, ni siguiendo consejos demasiado estandarizados ni mucho menos una corazonada. Lo que te diga un buen termohigrómetro es lo más fiable de todo a la hora de determinar la distancia entre la fuente de luz y tus plantas, con independencia de todo lo demás. Por otro lado, mejorar la circulación de aire puede ayudarte a que la planta libere ese estrés.
2. Exceso de riego
Síntomas: eso de que la tierra de tus cultivos siempre esté empapada es un mal asunto… No tardarás en ver cómo la cuestión se transforma en hojas que amarillean y se curvan hacia abajo dándole a la planta un aspecto mustio. ¿Qué ha sucedido? Se dice que las hojas se han quemado porque te has pasado con el riego.
Causas: demasiada agua, así de sencillo. El riego es un aspecto al que hay que ir pillándole el punto poco a poco y pecar de glotonería es algo muy común entre los cultivadores novatos. El efecto que se logra es totalmente opuesto al deseado: las raíces se pudren y las plantas dejan de absorber los nutrientes que necesitan. Afortunadamente, hay remedios para todo.
Solución: mejora el sistema de drenaje de tus cultivos y en caso de que sea necesario (y posible) trasplántalas a una maceta de mayores dimensiones y con suelo de arcilla o arlita que permita que el agua pueda salir más fácilmente. Y por supuesto, vigila tus pautas de riego y dale tiempo al cultivo para que se beba lo que le eches o para que tenga tiempo de repartir y dispersar la humedad después del riego.
3. Sobredosis de fertilizantes
Síntomas: ¿hojas con los bordes quemados y grandes machas marrones que se resquebrajan? Alerta grave: te has pasado con el uso de fertilizantes.
Causas: algunos growers se piensan que cebar a la planta de marihuana con fertilizantes se traduce en un engorde automático de su cosecha, pero nada más lejos de la realidad. Una sobredosis de fertilizante hace que el crecimiento de la planta se estanque y, en muchos casos es tal la gravedad de la situación ante la incapacidad de asimilar nutrientes, que podemos provocarle la muerte.
Solución: imagina que has tenido una intoxicación alimenticia y que tienen que hacerte una limpieza de estómago. Con tus plantas de marihuana ocurre igual. Si has identificado claramente las quemaduras de las hojas propias de una sobredosis de fertilizante no te queda más remedio que lavar el sustrato de tus plantas. Para ello vierte una gran cantidad de agua en la maceta y asegúrate de que se va drenando. Repite el proceso por lo menos tres veces para asegurarte de que el sustrato se lava bien y utiliza alguno de los productos limpiadores de sustratos que existen en el mercado si quieres asegurarte de que este proceso no afecta a los microorganismos que sí resultan beneficiosos para tu planta.
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